La tentación nos llega a todos. El
que sucumbamos o no depende de nuestra habilidad para reconocer su disfraz.
Algunas veces se presenta bajo la forma de una vieja llama, chispeando de
vuelta a la vida, o un nuevo amigo que podría acabar siendo algo más, o un
pequeño bebé que despierta sentimientos que no sabíamos que tuviéramos. Así que
si nos rendimos a la tentación, sabiendo todo el tiempo que cuando llegue la
mañana, tendremos que sufrir las consecuencias.
3 de diciembre de 2012
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- Laura
- No puedo vivir sin música, y mucho menos sin reírme mucho cada día. Me encanta hacer el tonto y cometer locuras. Se me da mejor escuchar que hablar. Creo que un beso, un abrazo o una caricia son lo que me hacen ser más fuerte cada día. Que vale la pena sonreír por las cosas más pequeñas e insignificantes, y sin duda alguna hay que cometer errores para aprender de ellos más tarde. Por lo demás soy la chica más normal del mundo.
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