La pasión hace que uno deje de comer, de dormir, de trabajar, de estar en
paz. Mucha gente se asusta porque, cuando aparece, derrumba todas las cosas
viejas que encuentra. Nadie quiere desorganizar su mundo, por eso, mucha gente
consigue controlar esta amenaza, y es capaz de mantener en pie una casa o una
estructura que ya está podrida. Son los ingenieros de las cosas superadas.
Otra gente piensa exactamente lo contrario: se entrega sin pensar,
esperando encontrar en la pasión las soluciones a todos sus problemas. Descarga
sobre la otra persona toda la responsabilidad por su felicidad, y toda la culpa
por su posible infelicidad. Está siempre eufórica porque algo maravilloso
sucedió, o deprimida porque algo inesperado acabo destruyéndolo todo.
Apartarse de la pasión, o entregarse ciegamente a ella, ¿cuál de las dos
actitudes es la menos destructiva?
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